El naranjo amargo llego desde Oriente asociado a la idea del paraíso de hecho, para los clásicos, sus frutas eran las mismas manzanas de oro que Hércules, mítico fundador de Sevilla, robó del cercano Jardín de las Hespérides.
Después los árabes lo introdujeron entre sus cultivos predilectos por el color de su fruta y por el perfume de su flor, el azahar, comenzando así su propagación por la ciudad hasta llegar a los más de 40.000 ejemplares que existen en la actualidad. Una auténtica huerta urbana que, hasta hace bien poco, exportaba buena parte de su producción a las islas británicas, para la elaboración de la mermeladas de "Seville orange" típica de sus profusos desayunos.
La cuestión es... ¿qué probabilidad existe de que Peter Hook haya saboreado ya los árboles que tienen delante?
> Localización de los naranjos en el jardín